domingo, 26 de abril de 2009

Calé Madera

Una noche calurosa, serena y tranquila se escucha desde el hospital un disparo de arma de fuego, proveniente de la casa de "Calé", que solía dormir en el patio de su casa por el gran calor que hacía por esos días. Los vecinos se dirigen a ver qué pasó y lo encuentran con un balazo en la cabeza, ya muerto. Nunca se resolvió ese crimen.
Pero conozcamos al famoso Calé: Este personaje lucía fantasioso con dos o tres anillos de oro y plata en cada mano, cuchillo con vaina de plata con incrustaciones de oro y el revólver "38 de cinco luces" a la cintura. Tenía un almacén a media cuadra del hospital, que lo atendía personalmente. En varias oportunidades la policía hizo allanamientos y detuvo a jugadores de naipes, que apostaban plata en efectivo.
Una de las anécdotas es cuando en cierta ocasión en su negocio, que también hacía minutas, almorzaba un viajante, como vio que las moscas molestaban al comensal, sacó el revólver y le descargó los cinco tiros, diciéndole mientras soplaba el caño del arma: "coma tranquilo, que si vuelven, van a tener más".
En las noches de frío recorría el barrio cubierto en una capa, "calsado" con su 38 y tomando mate.
Otra de las tantas anécdotas que quedó grabada en la memoria de los felicianeros, fue el incidente que ocurrió con su hijo, bastante grandecito, que concurría a la Escuela Nº1. Discute con el maestro y le sacude con el borrador por la cabeza, el maestro lo revuelca de un punterazo. Al otro día cuando vuelve el maestro para su casa, tiene que pasar justamente frente a la casa de Calé, desde lejos ve que lo estaba esperando en medio de la calle y lo para. El maestro se pone en guardia pues piensa: éste me va a querer pelear. Lo primero que le dice es: ¿Así que le pegaste a m'hijo?
-Si, tuve que fajarlo porque se me insubordinó. Creí que ahí se venía una reacción violenta, contaba el maestro, pero no fue asi, me extendió la mano y me dijo: "Te felicito y la próxima le pegás dos o los que sean necesarios, asi va a aprender a respetar".
Era tan jactancioso que decía respecto de su apellido: " Soy de madera de ñandubay, se rompe, pero no se dobla" Correligionario de pura cepa (era radical el hombre).

1 comentario:

  1. Cuenta Rodolfo Moreno, personaje emblemático de Feliciano. Que para su revisación médica para entrar a la colimba, (Nosotros los de Feliciano íbamos a Paraná) en esa oportunidad el concurre con un montón de chicos de allí. Paraná resultaba extraño, Grande, era toda novedad, para gente del interior como nosotros, En esa oportunidad, viajaba junto a él. Canuto Zarate, bicicletero de profesión y otras yerbas. Al día siguiente a la hora del almuerzo concurren todos a un pequeño restaurante, y con poca plata en el bolsillo, Rodolfo (galleta) elige un menú, acorde más al bolsillo, que al gusto de ellos y le pide al mozo, unas milanesas a caballo, y es ahí cuando salta Canuto y le dice. Galleta. Mira que a mí no me gusta la carne de caballo.

    Me hizo mucha gracia esta pequeña anécdota, donde muestra al hombre del interior con toda su inocencia y la falta de picardía (bien hecho que así sea) Oscar

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